La sexualidad se ha manifestado de mil maneras en el Arte, en la historia occidental lo erótico ha estado oculto, ignorado o condenado. Desde hace siglos, había que buscar representaciones del cuerpo desnudo en las obras mitológicas o religiosas, una Venus desnuda en la antigua Roma o Eva y Adán eran símbolos del pecado. Hasta hace poco el arte erótico se liberó de las ataduras del mito y la religión.
Por otro lado, artistas de India, China y Japón tienen mucho tiempo retratando libre y bellamente escenas sexuales explícitas. El Shunga por ejemplo, fue un estilo de grabado japonés enfocado en la representación del sexo, traducido como «imágenes de primavera» siendo primavera una metáfora común para el acto sexual, se representaba una diversidad increíble de relaciones sexuales con personajes de toda la sociedad e inclusive seres fantásticos y mitológicos.
En pleno siglo XXI, un artista mantienen viva la apasionante técnica del grabado en alto relieve, afilalápices y gubias, talla hasta sacar la veta para que la madera respire, a través de profundas incisiones descifra la sensualidad de su ser para reflejarla en sus piezas, con sudor y trabajo colaborativo calibra con delicadeza la prensa, calienta tinta, lubrica rodillos, humedece papel para una óptima adherencia con la tinta, gira con ritmo y cadencia el volante del tórculo para imprimir su perspectiva particular del erotismo, sensualidad, pornografía y libertad sexual.



